[dropcap]E[/dropcap]l presidente Luis Guillermo Solís enumeró hace pocos días en una cadena de televisión, varias de las acciones que ha emprendido en estos pocos meses luego de haber asumido la presidencia del país. Dijo que la finca estaba encharralada y desde el gobierno estaban realizando muchos esfuerzos para ponerla en orden y que incluso, en algunos casos, habían quitado la maleza (refiriéndose a acciones emprendidas frente a posibles actos de corrupción).
Sabemos que hay mucha expectativa ante el nuevo gobierno y que desde muchos sectores se quieren ver los cambios ya o ayer. Desde el sector ecologista existe de igual modo expectativa y queremos ver algunos de esos cambios. . Sabemos que son cambios de orden estructural y nos gustaría, sabiendo que no son fáciles de verlos de un día para el otro, ver hechos concretos que nos indique que se camina en el camino de ese cambio prometido.
En el ámbito de la energía, desde el sector hemos venido pidiendo un diálogo nacional para determinar cual es el modelo energético que debe tener el país para a partir de esta definición, analizar por ejemplo la necesidad o no, de contar con generación privada de electricidad, uso de fuentes energéticas, analizar detalladamente por qué nuestros ríos están siendo invadidos por represas hidroeléctricas y los impactos creados por las mismas. Ojalá que el diálogo sobre este tema que iniciará el gobierno, sea provechoso y brinde la oportunidad de dar esta discusión. Esperamos reglas claras que permitan una participación bajo el principio de equidad. Creemos que esta propuesta es un acierto de este nuevo gobierno.
Ligado al tema energético esta el de cambio climático. Hasta el momento, los anteriores gobiernos se han caracterizado por no tomar el toro por los cuernos y evadir la discusión de fondo que es el ataque a las causas que provocan este problema que nos genera tantos impactos en nuestra vida cotidiana y a nuestro futuro. Debido a esta evasión, se ha optado por falsas soluciones que más bien eternizan la problemática y permiten la generación de negocios privados a partir de la crisis ambiental. Dentro de estas falsas soluciones esta REDD -con un lamentable proceso de consulta- y la iniciativa de carbono neutral -que no es más que una iniciativa de atracción de inversión extranjera- que no hacen más que premiar a quienes contaminan para evitar dar debates de fondo sobre aspectos tales como el modelo de transporte del país. Atacar las causas que provocan el cambio climático es el camino a seguir y esto implica por lo tanto atacar el consumismo, contar con un modelo energético que no sirva al derroche o a la fabricación de mercancías que no satisfacen necesidades básicas destinadas a mercados internacionales, … Sería bueno por ejemplo para contar con señales de que este tema será trabajado desde una perspectiva de solución real, acordar que la mejor forma de luchar contra la deforestación y degradación de los bosques no es a través de mecanismos engañosos como REDD sino a través del apoyo al manejo comunitario del bosque. O empezar a tomar soluciones sobre el modelo de transporte de carga del país.
En los medios de comunicación, se ha informado que el país forma parte de una coalición de trece países que buscan liberalizar mercados de bienes ambientales desde la OMC. A partir de la información accesible lo que se hará no es promover un cambio de paradigma en la producción de bienes sino más bien, profundizar un modelo de exportación de bienes cuyos impactos -creación de más emisiones que agravan el cambio climático- son más que negativos. Seguirá el actual gobierno promoviendo este tipo de iniciativas? Una señal en contrario es más que necesaria.
Finalmente, en el mes de junio fue aprobado en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la creación de un grupo de trabajo intergubernamental con el mandato de elaborar un instrumento internacional legalmente vinculante para regular, de acuerdo al Derecho Internacional de los Derechos Humanos, las actividades de las empresas transnacionales. Costa Rica tiene el enorme reto de trabajar activamente, ojalá liderando, bajo el precepto del respeto a los Derechos Humanos, este trabajo y no solo hacerlo en Ginebra sino también en nuestro país para que violaciones como el no acceso al agua potable en el Caribe debido a los impactos del monocultivo de piña no se den más.