Este tercer artículo nos permite referirnos a soluciones reales frente a las crisis (climática, de pérdida de biodiversidad) que nos ha tocado vivir. Contrario a las falsas soluciones a las que nos referimos en el capítulo anterior (en línea con la política ambiental neoliberal que analizamos en el artículo primero), estas atacan las causas y brindan a la vez, nuevos horizontes para los Pueblos.
Frente a las crisis que provocan serios impactos en la vida y en nuestras vidas así como en la naturaleza, necesitamos de soluciones reales. Algunas de las soluciones existen desde hace muchos años y son llevadas a la práctica por Pueblos Indígenas y comunidades locales, otras provienen de movimientos sociales. Todas, enfrentan las causas y desde nuestras perspectiva[1] las propuestas emancipatorias de los pueblos se construyen desde sujetos colectivos que históricamente han luchado contra la opresión y la explotación y han apostado a la construcción de poder popular para transformar profundamente nuestras sociedades. Las mismas se estructuran en torno a la sustentabilidad de la vida, la justicia ambiental, social, económica y de género, la soberanía y participación de los pueblos y el internacionalismo. Ellas nacen y se nutren de la convergencia de movimientos y organizaciones sociales en torno a una agenda política común, al tiempo que abonan dicha agenda y posibilitan la formulación y articulación de un proyecto político popular.
Algunas de sus características centrales son:
- Se construyen desde un sujeto político popular colectivo y desde una perspectiva de clase, feminista, anti/racista, anti-colonialista y anticapitalista
- Reivindican y disputan la arena política y las políticas públicas para la realización de los derechos de los pueblos, al tiempo que apuestan a la organización y autogestión.
- Disputan la esfera económica desde la justicia
- Disputan el territorio y revierten el reduccionismo y mercantilización, privatización y financiarización de la naturaleza
- Disputan la ciencia y la tecnología.
Frente a la crisis actual, desde los sectores con poder nos dicen que debemos construir una nueva realidad. Sin embargo, hemos analizado cómo esta nueva realidad se diferencia tan solo de la vieja en la profundización de los procesos de privatización y comodificación de la naturaleza. Desde COECOCEIBA como parte de Amigos de la Tierra Internacional,[2] consideramos que es urgente y necesaria una “recuperación justa” construida sobre la base de la justicia ambiental, social, de género y económica. Tal recuperación tiene que estar centrada en el bienestar de los pueblos y el planeta y basarse en una perspectiva de justicia que también contribuya a solucionar las otras crisis sistémicas subyacentes. Para lograr esta recuperación justa, debe existir los siguientes principios: abandonar el neoliberalismo y la austeridad y adoptar políticas y medidas inmediatas basadas en la justicia, reconociendo los límites ecológicos; las medidas de recuperación deben fundarse en la cooperación multilateral y la solidaridad internacionalista y potenciarlas; construir y fortalecer la democracia y garantizar la realización de los derechos humanos y de los pueblos; los gobiernos tienen que responder a las múltiples crisis sistémicas -de la pandemia, desigualdad, climática, de la alimentación y biodiversidad, y de los cuidados— y a sus causas estructurales, proponiéndose una agenda transformadora de cambio de sistema.
El manejo comunitario del bosque (MCB) es una solución de gran importancia, es una práctica cultural, espiritual, una forma de vida desarrollada por Pueblos Indígenas y comunidades locales mediante la cual gestionan sus territorios logrando la conservación y el uso sustentable de la Naturaleza al tiempo que se dan beneficios en lo social, ambiental, cultural y hasta en lo económico, por ejemplo. Todas estas prácticas se basan en una visión cultural y espiritual de qué es y qué significa la Naturaleza. La defensa, promoción y fortalecimiento que hemos venido haciendo del MCB, es al mismo tiempo, la defensa, promoción y fortalecimiento de formas de vida que muestran que es posible vivir en armonía con la Naturaleza.
El concepto de MCB implica el control político de las comunidades sobre sus territorios y recursos a través de mecanismos horizontales en la toma de decisiones que incluyen la transparencia y la rendición de cuentas al resto de la comunidad. El MCB no se limita al bosque y a la madera que hay en el, es integral porque incluye el uso adecuado y planificado del agua, de los espacios sagrados y la biodiversidad. Tampoco se limita a la gestión política pues involucra aspectos de tecnología apropiada, conocimiento ancestral y practicas comunitarias de planificación y uso ordenado de recursos.
En el MCB existe un vínculo ancestral que tienen las comunidades locales y los Pueblos Indígenas, con un territorio específico y la gestión o gobierno efectivo sobre el mismo que la comunidad ejerce. Este vínculo es muy profundo e involucra modos de vida, energía, salud, identidad y cultura y la misma libertad. A su vez, el MCB nos ayuda a fortalecer los derechos colectivos de Pueblos Indígenas y comunidades locales, prevenir la deforestación y degradación de los bosques y la biodiversidad, contribuir a la estabilidad climática, incrementar la organización comunitaria, defender y manejar los bienes comunes, contribuir a la justicia de género, la social y la económica.
Por otro lado, también la agroecología es otra práctica similar y muy cercana al MCB. Además de lo enunciado anteriormente, la agroecología al basarse en la familia y organización campesina, ayuda a construir sociedades más justas y equitativas all producir nuestra alimentación bajo formas de producción sanas, nos ayudan a que el resto de la sociedad tenga una mejor salud. A su vez, elimina las grandes cantidades de emisiones que implica la importación de alimentos. Adicionalmente, protege el conocimiento tradicional así como las variedades locales que son de enorme importancia para la diversidad biológica.
Todo lo anterior no será posible sin justicia de género de lo contrario no estaremos construyendo un cambio de sistema que es lo que necesitamos para superar las crisis. Así, la lucha y eliminación del patriarcado y de toda injusticia de género es un elemento fundamental.
Si en realidad queremos superar las crisis, tenemos que organizarnos, articularnos y trabajar conjuntamente contra las causas. Las soluciones por lo tanto, deben conducirnos hacia esta meta, en este artículo enunciamos apenas dos pero son muchas más las propuestas y soluciones reales basadas en principios de justicia y equidad.
[1]Estas ideas son de Amigos de la Tierra Internacional, discusión interna sobre soluciones reales
[2]Véase principios de una recuperación justa, Amigos de la Tierra Internacional en www.foei.org